Paramos a comer en Baza. Después de callejear por sus estrechas callejuelas, mientras observábamos alguna que otra fachada interesante, llegamos a la Plaza.
No era tan atractiva la estampa como la que esperábamos, pero bueno… no había otra cosa. ¡Teníamos que habernos quedado a bañarnos y a comer en Zújar!
Así que buscamos un mesón y… para nuestra sorpresa… ¡Todos cerrados! El único lugar donde poner comer era en la misma plaza, carísimo y de raciones. Lo que veis en la mesa es la primera tanda de los calamares, cazón rebozado, setas, croquetas… pues como siempre, pecamos de pedir una burrada… ¡No aprendemos! ¡Y casi no sobró nada! Cada vez que pienso en todo lo que comemos adelgazo un kilo… por eso me mantengo 🙂
Como no había nada más que ver y era nuestro último día, nos fuimos a La Calahorra, a ver el castillo del siglo XVI, pues es una de las obras más importantes del renacimiento español. Encontrarlo con la vista no fue difícil, se ve sobradamente desde la autopista, pero llegar a él es otra historia, incluso preguntando varias veces a vecinos cercanos llegábamos a meter el coche por caminos en un estado increíble. Finalmente optamos por guiarnos por nuestra intuición y un poco más y subimos la montaña con el coche por unas pistas pulidas y resbaladizas con pendientes cercanas al 100%, ahí Suso notó que las ruedas de su coche patinaban y después de dejarse media rueda subiendo, me dijo: “Coño, sí que se notan esas ruedas hiperblandas que le pones al coche, subió como nada”. Jajaja, claro que se notan, son como chicle, lo que pasa es que las pagas caras de narices y no duran nada… pero la seguridad ante todo. Nunca olvidéis que tengáis el coche que tengáis ¡lo que lo pega al asfalto son las ruedas! Así que ya sabéis a ponerle al coche unas Pirelli PZero Nero o unas GoodYear Eagle F1 GSD3 -algún día tendré que facturarles por la publi-.
Se trata de una fortaleza en su aspecto exterior y un exquisito e íntimo palacio en su interior, construido utilizando básicamente la piedra, además del ladrillo y el mortero. Pero mejor, os dejo con unas imágenes.
A Suso le encantan los castillos, y estabamos los dos flipando con la puerta blindada, a ver quién era el listo que echaba eso abajo, que barbaridad, nunca había visto una igual.
Las vistas desde allí arriba, como os podéis imaginar, geniales.
Un castillo muy atractivo y una buena labor para la humanidad la de añadir rueda neumática a las rutas regionales de nuestra red de carreteras. Seguramente consiguen aumentar el agarre del resto de conductores 🙂
felicitaciones…guadilla.tk/…les desea una grande fiestas de san anton 17 enero 2009!
que bien todos ahunidos en…guadilla.tk/…con santa maria de villamar, siempre es primavera ’09