Ayer quedamos a cenar con Gonzalo y María en el restaurante “A dos velas” de la Calle San Vicente Ferrer, 16 (Madrid). Aunque en la mesa sólo había una vela, que casi estraga alguna camisa… ¡Gonzalo… si es que estiras mucho el brazo! A todo esto, llegamos media hora tarde… ¡menudo atasco en la capital! En breve, el coche no tendrá ninguna utilidad para desplazarse por el centro.
Compartimos unos llamativos y adornados primeros: un sabrosísimo Mousse de foie (de pato con gelatina de batata y caramelo de vinagre de módena), acompañado de Aro de brandada de bacalao (bacalao, ajo y piñones, con un toque de nuestro aceite de oliva), que a pesar de gozar de la misma y exquisita presentación que el anterior, no triunfó tanto en nuestro paladar.
Le sigueron unos magníficos segundos: Dos solomillos de novillo argentino (preparado con cebollitas francesas confitadas en vino tinto, tarta de El Casar, mezcla de frutas y espárrago verde en tempura) -obviamente para Gonzalo y para mí, ¡qué íbamos a pedir si no!-, un pollo indio (taquitos de pollo macerados en yogur y tandoori cocinados en mantequilla y nata, acompañado de arroz basmati con anacardos) para Nines y una carne argentina (ternera de importación al punto indicado, acompañada de chimichurri, salsa roquefort, fresas y guarnición de mil hojas de patata) para María.
Esta vez nos decidimos por un tinto Hoya de Cadenas Reserva para mojar el paladar. Muy curioso el “fino y estilizado” pie de las copas.
Llegados los postres, de la amplia carta nos quedamos con 2 tiramisús (el cual avisan que no es el clásico) y 2 espumas de chocolate (asegurando la carta que lleva un toque de “polvitos mágicos” que sólo ellos conocen). Ambos excesivamente dulces para mi gusto, pero no podíamos irnos de allí sin probar ese tiramisú que tanta fama tiene en ese local y que no resultó ser algo tan espectacular.
Un lugar muy acogedor, sin duda. Aunque, para la categoría que se supone que se le otorga, debería cuidar un poquito más detalles como el mantel, las mesas, la vajilla, el cambio de cubiertos…
Terminamos la noche en el piso de Las Tablas de Gonzalo y María, ¡menudo piso! Me encantó el salón y el baño (y la cocina, y la habitación, y la otra habitación, y el cuarto, y el otro baño, y la terraza, y…) ¡Gonzalo! Vas a tener más Sony Bravia que en el Corte Inglés, ¡sólo te falta una en el baño! 😉
Bueno, bueno, bueno: después de 1 añito esperando para reunirnos y darnos un homenaje (mira que somos paquetes para cuadrar fechas), ¡¡¡por fin hemos quedado!!!!. Y ahí van los comentarios:
– La vela, ¡¡quema!!
– El restaurante está bien, por supuesto, pero creo que lo esperábamos mejor de lo que pudimos comprobar. Tampoco es que nos ha dejado boquiabiertos….
– La carne estaba mejor que la última que comimos con unos amigos en La Vaca Argentina (estaba seca, hecha de más mucho-mucho, etc), así que le damos el visto bueno
– El pie de las copas: ja, ja, ja, …. pero Marcos, viéndonos a nosotros, ¿esperabas algo más fino? Que nos las cargaríamos…!!!! Ja, ja, ja, …..
– Sobre los polvitos mágicos, mira que la cosa no tuvo coña, incluso con el camarero 🙂 Lo curioso es: Marcos, ¿tu viste los “polvitos mágicos” por algún lado… Porque si depende de mi, o estoy mal de la vista o ná de ná…
Y dejando a un lado el restaurante, ¡¡coño Marcos!!, mira que no gustarte el trastero de nuestro piso ni el garaje….. Es que ni los mencionas 🙂
Pues os falta venir a estrenar el piso realmente (usease: comer, tomar una copa, etc). Porque mira que insistí para lo de la copa, pero es que Marcos no le deja el coche a Nines ¡¡ni de broma!! Me ha comentado que duerme con las llaves debajo de la almohada por si acaso…
La tele pal baño, mira que lo he pensado pero, ¡¡no tenía por dónde pasar el cable de la antena!! Ja, ja, ja, ja,……..
En fin, que la “quedada” ha estado fenomenal. Así que tenemos que repetirla ¿dentro de otro año? Ni de coña, en unos días, que ya tengo hambre!!!!
¡Vaya pedazo comentario! ¡Es más grande que el artículo! Jajaja.
Ahora que lo pienso… ¿cómo se iban a ver los “polvitos mágicos” si son “mágicos”? Aunque los Reyes Magos yo los veo año tras año en la cabalgata, jajajaja, pero quizás sea porque son “magos” y no “mágicos”. ¿Las cosas “mágicas” se ven? ¿A qué huelen las nubes? 😛
El trastero, aunque ya es enorme, me va a gustar más cuando duplique su altura como tú y yo sabemos 😉 Lo que sí me gustan son las baldas que le has puesto 🙂
Del garaje… me gustan las dos plazas, más la de la izquierda que la de la derecha 😉
¡Nines puede coger el coche cuando quiera! 😉 Si lo que pasa, es que no le gusta, el que le gusta es el Mini Cooper S.
¡Pon un receptor Wireless en el baño! ¡Y mete otra Bravia de 40″! Jajaja, y así quitas el revistero.
Apunta otro día, que quedamos para probar otro sitio 🙂
Parece interesante el ladrillo visto acicalador de las paredes. Aunque más todavía la creatividad en la presentación de vuestras diferentes elecciones. Como decía en algún artículo anterior, parece que lo que menos se cuida o se descuida directamente son los elementos que sientan la base de nuestros productos. Vasos, copas, cuberteria, vajilla.. son los grandes olvidados en nuestros días auspiciados por una falsa imagen de decoración de retorno a principios del siglo pasado.
Estoy completamente de acuerdo con Flash…. Es una pena, porque en sitios así al menos esperas un cuidado y esmero.
Marcos, alfinal no has puesto fotos de las niñas!!!
Yo fui una vez, invitado, y la verdad es que me pareció algo raquítica la planta de abajo. La comida bien, pero no para echar cohetes 🙂
Saludos.