Finalmente estuve 5 días en Cuenca, así que tuve la posibilidad de disfrutar de las fiestas de San Mateo que daban su pistoletazo de salida este Lunes 18, Emilio me proporcionó una camiseta de peñas y… ¡a la Plaza Mayor a por la vaquilla!
Ya me habían advertido que subirse a los peldaños de la Catedral es peligroso, pues de subir a la vaquilla (para mí un bicho enorme) la gente se queda acorralada, pero era la única manera que me permitía coger una buena instantánea. ¡Y así fue! Tiraban con fuerza del animal enmaromado paralelamente a las escalinatas mientras yo enfocaba con la cámara, y de pronto… ¡se giró! La gente que me precedía desapareció de inmediato corriendo hacia ambos lados. La vaquilla se quedó enfrente mismo de la cámara… ¡El corazón a 300 y los huevos de corbata! ¡Carallo! ¡Así sale movida la foto! No me quedaron ganas de volver a acercarme tanto… ya me veía en los periódicos de nuevo, pero esta vez víctima de un buen revolcón.
Cenamos en uno de los múltiples chiringuitos asadores que montan en las escaleras de San Miguel: panceta, chorizos, pinchos, jamón y cerveza… mucha cerveza. Las vistas desde allí… ¡impresionantes!
La verbena, abarrotada de gente, si estaba así un Lunes no quiero imaginar como estará el próximo Jueves, apuesto a que no cogerá ni un alfiler. Acabamos la noche en el pub de unos amigos con los típicos vasos de tubo con hielo.
Los nuevos compañeros conquenses, querían a toda costa probar la resistencia de los gallegos, y… salieron escaldados 😉
¡Si que son grandes las vaquiñas en Cuenca! Hablando de gastronomía, tema que últimamente nos estábamos reservando, afortunadamente la panceta, chorizos, pinchos, jamón y cerveza fueron para cenar y no como desayuno. Claro que si hubieran sido para comenzar el día seguro que hubieran ido acompañados de unos buenos torreznos. Me alegro que defendieras el honor de los foráneos en tierras de don Quijote. De alguna ayuda habrá sido el entrenamiento de no hace mucho tiempo en el As de Tréboles dentro de los límites alcalaínos.
¡Cómo vive la fiesta Marcos! Fijaros como se queda mirándole la muchacha de su izquierda en la primera foto, jajaja.
Con las vaquillas no hay que tentar mucho a la suerte. Yo solamente he estado una vez ante una de ellas y cuando vino hacia mi salí corriendo. Yo la veía encima de mí, parecía que me iba a embestir y preferí ponerme a salvo, aunque también es cierto que para la ocasión mi vestimenta no era la más apropiada. Así lo viví yo, aunque es posible que alguien desde fuera pudiera pensar que la vaquilla ni me miró. En este caso Marcos nos ha aportado pruebas de la cercanía de la vaquilla.
cuando kieras unos trifasicos en cuenca y aver kien puede mas
Jajaja. Ya me dirás quien eres… porque la última vez no pudísteis conmigo 😉
emilio no te las des que te puede hasta un chaval de 18 años recien cumplidos. jajajajajajajajaja. hay ciertas cosas ke hay ke ir dejandolas para los jovenes….1 beso!!