Artículos de julio, 2008.
¡Menudo día! Inolvidable… 5 horas -toda la tarde- haciendo el indio con Suso recorriendo la vistosa Ría de Arosa con una potente zodiac semirrígida sorteando las bateas de mejillones. Eso sí, a parte del alquiler… cada depósito de combustible 30 €.
Todo empezó cuando llamó nuestra atención un folleto publicitario en Cambados, literalmente ponía: “¡Pilota una embarcación!” Y… ¡Allá que nos fuimos!
Comimos temprano en un nuevo asador de la zona del puerto deportivo. Cayeron unas Zamburiñas que estaban buenísimas, acompañadas de unos Pimientos de Padrón y unos Chipirones.
Pero la palma se la llevó una generosísima ración de Churrasco de Cerdo con un Criollo con patatas. ¡Había que alimentarse! Después venían 5 horitas de navegación continua y “sólo” llevábamos unos bocatas tamaño barra de pan 😉
La embarcación tenía 4 metros de eslora (largo) y 2 metros de manga (ancho) -que no se aprecia en absoluto en el video, pues parece mucho más pequeña- y el motor iba a juego. Nos dijeron que la mismísima Guardia Civil había quedado impresionada por el resultado de estas barcas y les encargó un buen número, pero con un motor el doble de potente. ¡Tienen que volar!
Descubrimos un restaurante en el Faro de la Isla de Arosa -foto superior-, tenemos que reservar mesa como sea, pues las vistas son “acongojantes”. Tengo un video que si lo pongo… no os podríais parar de reir en 1 hora por lo menos, obviamente no voy a publicarlo, pero os lo cuento textualmente: Estábamos “derrapando” -conducía yo- delante de la gente que abarrotaba la terraza del restaurante, y al chocar la proa de la embarcación con nuestro propio oleaje… saltó Suso -grababa él- por el aire con la cámara incluida… y menudo ostiazo, jajajaja. ¡Menos mal que cayó dentro! Que sino salimos en la tele… ¡La gente del restaurante se descuajiringaba de la risa!
Para nuestra sorpresa, encontramos gran cantidad de medusas enormes -y eso que el agua por aquí está fría de carallo- y nos acercábamos a todos los islotes, faros y calas inaccesibles que encontrábamos de camino.
Íbamos equipados con un GPS con toda la cartografía marítima de la zona y nos dejaron bien claro que no nos acercásemos a los asteriscos (*), pues así se marcaban las rocas ocultas bajo el agua con las que podríamos tener un accidente.
Rodeamos toda la Isla de Arosa -completa- y después nos acercamos al puente de Catoira… cinco horas bien aprovechadas, dejando una larga estela detrás de nosotros, metiendo un poco de oleaje a una Ría calmada… ¡Fijaos en la estela que dejó el Suso desde el puente de la Isla de Arosa! ¡Aún va a tumbar al pesquero ese! 😉
Claro que siempre te encentras a alguien que la tiene “más grande” que tú, no hay más que ver la siguiente imagen -ni os imagináis lo grande que es, por lo menos 30 metros, tuvimos que alejarnos mucho para que cogiese en el encuadre, puede verse una persona en cubierta-.
Pero lo mejor es dejaros con algún que otro video… porque son para nota… (aunque se ven fatal al subirlos a YouTube… ¡Demasiado azul para comprimir sin errores!)
¡Y otro vídeo! ¡Y otro! ¡Y otro!
¡Y el último dando estopa! ¡Casi nos la pegamos contra las rocas por ir mirando el GPS!
PD. De lo que me he dado cuenta es de que tengo que visitar menos Restaurantes de Madrid, porque… ¡Menuda panza!
¡Increíble! Wilhelm ya me había comentado que veraneaba año tras año por Portonovo, pero claro, haber coincidido -y más sin conocerse todavía- era tarea difícil. Este año me había dicho que le había echado un ojo a la Playa Pregueira -de la que siempre hablo en el blog- pues prácticamente llevo yendo 30 años-.
Pues un día que regresaba de la arena al coche, llega un BMW nuevecito pitando con alguien dentro gritando: “Marcossss, Marcossss”. ¡El Wilhelm! ¡Jajaja! ¡Acababa de llegar de Madrid y derecho a la Pregueira! Y además… ¡Me encontró!
Impresionante vamos, qué casualidad…
Quedamos para cenar, acompañando a unos colegas con los que pasaba estos días venariegos y después de unos Pimientos de Padrón, unos trozos de Empanada, unos Chipirones y un delicioso Arroz con Chocos llegaron unos Sargos de la Ría que degustamos a placer con un buen albariño de la casa y una mejor conversación internetiana.
Terminamos -después de varias tartas de postre- de copas por Portonovo -que son a 4 €- y después por Sanxenxo -que suben a 8 €, ¡carallo! precios internacionales ya-.
Esta fotografía es la culminación de una noche de lujo: Los fuegos del Apóstol, que incluyen la quema de la fachada de la Catedral de Santiago. ¡Es realmente impresionante! Este año se rumorea que será el último en el que se permitirá realizar este fantástico e insólito espectáculo de luz, fuegos y sonido, por lo que no podía perdérmelo. ¡Y allí me fui! ¡Fuegos a las 23:30! ¡En punto! Y por lo que podéis ver en la siguiente fotografía… ¡No estaba sólo! Ni mi cámara era la única.
Todos los años, la gente coge sitio sobre las 17:00h. en la Plaza del Obradoiro, para ver el espectáculo en primera línea, disfrutándolo en todo su esplendor, vibrando con la música, altísima, al ritmo de los fuegos y los láseres. ¡Espectacular!
Este año, llovió, y gracias a eso a las 22:00h. pudimos coger sitio a 5 metros de la fachda en plena Plaza del Obradoiro. ¡Ni pagando! ¡Qué suerte! Y como milagro, Santiago despejó los cielos y durante todo el evento relucían las estrellas, realmente fue increíble que parase de llover durante el festín de pólvora.
Compramos unos bocatas de calamares y jamón serrano y…. ¡Directos a la plaza! El “trío semáforo”: azul -en vez de verde- amarillo y rojo, jajaja. Yo parezco ET con el bocata.
El espectáculo… de 10. Jamás creí que vería los fuegos del Apóstol desde la mismísima Plaza del Obradoiro, con la distancia justa para que las fotografías saliesen de lujo.
¡No cogía un alfiler! Tardamos una barbaridad en salir de la plaza, pasito a pasito…
A mitad de camino repusimos fuerzas…
Para continuar paseando por el centro, mojado -como debe ser en esta ciudad- y por la alameda, donde le dimos a unos churros, que bien buenos que estaban.
Para terminar tomando unas copas en la Casa das Crechas, a las que nos llevó Suso recordando sus años mozos -¡juas!-.
Os dejo el vídeo de la traca final, pero podéis ver más aquí, aquí, aquí y aquí (o los que grabó Suso).
Fuimos a patear Cambados –e a darlle ao albariño, que para iso se vai– ya que aunque sueles ir muchas veces de fiesta, nunca llegas a ver lo que merece la pena. Como por ejemplo el Pazo de Montesacro y la Capilla de Valvanera, situado en un alto con vistas al mar -al estilo de un mirador- frente a una plazoleta con una escalinata de acceso y que a día de hoy se utiliza como residencia de ancianos.
Y después, en un pequeño islote conocido como Isla de la Higuera, en la villa marinera San Tomé do Mar encontramos la Torre de San Sadorniño.
Bueno… lo que queda de ella, unos restos desmoronados de aquella torre levantada en la Alta Edad Media como faro y torre de vigía contra las incursiones de naves foráneas que intentaban asaltar nada más y nada menos que Santiago de Compostela remontando el Río Ulla.
Junto a la torre había una hermita, pero ni rastro de ella… lo que si podemos observar son millones millones de conchas de berberechos, almejas y navajas…
No hay que perderse la minúscula Capilla de Santa Margarita, que…. “un pouco máis e non colle o Cristo dentro…”
Y después de dar unas vueltas por el centro…
Llegamos al Pazo y Plaza de Armas de Fefiñáns, también conocido como el Palacio de Figueroa (del S. XVI, aunque no se culminó su obra hasta el XVII). Lo que más llama la atención de los visitantes son sus dos amplios balcones circulares situados a ambos extremos del palacio, la torre del homenaje y un arco-puente de traza barroca en el ala norte del edificio. ¿Cómo permiten aparcar en esa plaza?
Pequeña paradita en la Iglesia de San Benito -aunque me gusta más la de Lérez, ¡la mía!- en la que destacan sus campanarios barrocos y su interior gótico, con una llamativa bóbeda principal.
Y después de pasar por la Casa de Ramón Cabanillas (Poeta da Raza) dejamos un par de céntimos en las paredes de “A Casa da Leña”, una jamonería tapería muy “enxebre”…
… en la que no faltaron unos chipirones como aperitivo antes de la comida.
A la vuelta, saliendo del pueblo, debe uno pararse a contemplar las Ruinas de Santa Mariña, situadas en las proximidades del monte de A Pastora, en las inmediaciones de un atiguo castro, y que se elevan sobre cimientos románicos del S. XII.
Un estilo denominado gótico marinero, cuyos restos fueron declarados Monumento Nacional en 1943, ricamente ornamentados con bolas sobre los arcos.
No cabe duda de que los que allí descansan están literalmente “enterraos”. Como decía Álvaro Cunqueiro: el más melancólico camposanto del mundo.
Ya os había hablado de Combarro meses atrás, pero en verano hay que peregrinar por este pueblecito costero de vez en cuando para tomarse un pulpito á feira. Así que, llamada a Suso y… ¡A por el pulpooo… oeeeeee! ¡A por el pulpooo… oeeeeee!
Con la marea baja, pueden verse a los mariscadores trabajando, recogiendo berberecho y almeja, así como todo un equipo limpiando las algas.
Y como dice Suso, una barca digna de Piratas del Caribe.
Pero… ¡A lo que íbamos! ¡Qué me lío!
¿Cuándo encontraremos unas raciones de pulpo á feira como éstas en los Restaurantes de Madrid? Un buen aperitivo para lo que nos esperaba en casa: ¡Churrasco!
Santiago de Compostela, caracterizada por su población universitaria y su afluencia turística y religiosa ofrece un empedrado laberinto de calles abarrotadas de restaurantes y taperías que merece la pena conocer. Le eché un ojo al restaurante O Celme do Caracol en plena Rúa da Raíña, a muy pocos metros de la Catedral y en el mismo centro del casco histórico compostelano, ocio gastronómico por doquier. No olvidemos que esta calle discurre paralela tanto a la Rúa do Vilar, una de las calles célebres y de las más comerciales de la zona vieja, como a la Rúa do Franco, todo un referente tradicional a la hora de irse de vinos y de tapas por el casco antiguo.
No me voy a enrollar con las viandas, ya que eso es tarea de Cucharete, aunque quizás me pase de nuevo en otro momento para hacer una crítica y plasmarla en la sección de Restaurantes de A Coruña de Cucharete.
Disfruté de un Pulpo a la plancha exquisito, si es que no hay más que ver la foto:
Seguido de unos Berberechos a la plancha:
No podían faltar unas Navajas a la plancha:
El Peixe Sapo (Rape) estaba delicioso:
Pero el protagonismo se lo lleva el Sargo de la Ría que nos acababan de enseñar en una tinaja, recien pescado por el buceador que suministra estas fantásticas piezas al local:
Quizás le faltaban unos minutos de horno, pero la materia prima era excelente, no así para el Solomillo de Ternera al que le faltaba un puntito de calidad a la carne, pero sin duda, los he probado mucho peores, vamos, que no me quejo.
Terminamos con Tetilla con Membrillo, Tarta de Chocolate, Tarta de Toffe y plátano y Tarta de queso con arándanos. Habrá que regresar, como os comentaba al principio, a realizar un reportaje en toda regla para incluirlo en el Blog de los Restaurantes de Madid en su sección de A Coruña.
¡Yo no! ¡Otro! Ya estábais pensando… ¿Eh? El Marquiños de Vigo, colega de la carrera de Teleco de Vigo, se casó este pasado 19 de Julio… ¡La madre que lo parió!
Pinta bien la historia (no hay más que ver la foto) y les deseo de todo corazón que sean muy felices (así como que se pongan pronto a pensar en los pequeñajos que puedan venir).
El enlace tuvo lugar en la Iglesia de San Pedro de Sardoma (Vigo), donde se reunieron las familias, aunque lo nuestro eran los novios y los amigos (todos en la foto).
El convite se celebró en el Restaurante Miramar de Nigrán, y como puede verse en la imagen, no faltó de nada: Primero disfrutamos de un aperitivo en la terraza, a pie de playa, que constaba de Pulpo á Feira, Gambas Orly, Choricitos al Vino, Mejillones a la Vinagreta, Tortilla Española, Croquetas, Vermouth, Vinos y Refrescos. ¡Nos pusimos finos el Suso, el Pablo, el Emiliano y yo! Todo ello mientras los novios aprovechaban el tiempo para las fotografías oficiales (aunque las buenas son las no oficiales, como siempre, jeje, las impublicables).
Después… directos al comedor y a darle estopa a la Langosta dos salsas (¡que repetí 4 veces!)
A los Langostinos al vapor (cayeron unos 10)
Al Centollo (comí uno entero)
Al Buey (medio más o menos)
A las Cigalas (unas 15 me tomé)
A los Langostinos a la plancha (unos 5)
A las Vieiras al Gratén (¡comí 4!)
Y después de un Sorbete de limón que estaba exquisito, todos los colegas repetimos 2 ó 3 veces… llegó el Rodaballo a la plancha con ensalada que estaba buenísimo… y la Ternera Mechada a la Jardinera con guarnición de legumbres (¡que repetí 2 veces!) No tengo fotos de estos últimos platos principales porque debía de estar ocupadísimo 🙂
Podías repetir de todo lo que quisieses las veces que quisieses, y el marisco no defraudó a pesar de no encontrarnos en los meses con “R” 😉 Si es que las bodas gallegas… son las bodas gallegas.
Para finalizar, una excelente Tarta Nupcial San Marcos, Tarta Helada y Pastelería Variada. Sin olvidar el albariño, el mencía, el cava, la sidra, los cafés y los licores…
No hubo ningún problema en fumar los sabrosos Finos arôme Café-Crème de los que cayeron unos cuantos así como de sacar a bailar a todas las chicas del evento. ¡Fiesta!
Fiesta que continuamos hasta las 4:30 AM en Vigo, en un Pub donde ¡las copas son a 2,50 euros! ¡Sin ser garrafón! IMPRESIONANTE. Después de tomar unas tapas de puntillas en la Ría y de hacer el ganso en el video que os muestra Suso (¡INIMITIBLE!)
De vuelta a casa, control de alcoholemia en el peaje de la A9, resultado… 0,00 pero no olvidéis nunca la frase: “Puede usted continuar, siempre y cuando sus acompañantes traseros se pongan inmediatamente el cinturón de seguridad” ¡Joder! Suso y Emiliano se libraron por muy poco de una buena clavadita 🙂
Nos os pongo el nombre de este restaurante de Pontevedra porque después lo llenáis y no puedo ir sin que esté cómodo. Así que a adivinarlo… 😉
Después de unas Navajas muy frescas dimos paso a unos Piquillos rellenos de rape.
Para pasar a un plato principal de lujo, un Lenguado salvaje que estaba buenísimo y que disfrutamos por triplicado, pues cayeron 3 ejemplares como el de la foto invitando a Nines y a Noema, mientras los regábamos con un godello Ponte da Boga D.O. Riveira Sacra.
Como sobremesa, 3 Larpeiradas de chocolate… ¡Riquísimas!
Un nuevo Restaurante Crepería en la Calle Real (Nº 28) de Pontevedra fue la opción elegida para una cena que escapaba un poco del pulpo y los chipirones de las terrazas del casco antiguo (Plaza de la Verdura, de la Leña, de Curros Enriquez…) que tanto me gusta visitar esta época del año.
El Restaurante Cre-Cottê Creperie lo tenemos disponible también en Vigo, Santiago y Madrid (quizás me pase a hacerle una entrada en el Blog de los Restaurantes de Madrid con mis compañeros de Cucharete). Las raciones son enormes, pero la chicha no sorprende mucho que digamos… Eso sí, el local es muy bonito, en piedra y con multitud de arcos y rejas, comedores pequeños y coquetos en cada rincón.
La Ensalada Nipona lleva lechuga, arroz, tomate, huevo, jamón, queso almendras y una salsa: elegimos la de yogur.
De los crepes salados, elegimos: Bretona (cangrejo, gambas, pollo, lechuga y salsa rosa) y Triguera (espárragos verdes, jamón serrano, bechamel y gruyêre)
Lo mejor de las vacaciones es comer en casa, ahí sí que se come bien y no en los Restaurantes de Madrid que os muestro cada semana en Cucharete. Fijaos que una excelente pieza de carne como la que os muestro arriba (rellena de jamón), queda como lo que os presento a continuación… ¡Mmmmmm!
Sin hablar de las albóndigas… que el hueco que veis era mi ración, unas 13 que me comí, hay que ganar peso, que sino los gimnasios quiebran.
¿Y los asados? ¡Que no falten! ¡Sardiñas á brasa!
Acompañadas de unos pimientos fritos y unos cachelos, y por supuesto… ¡con pan de maiz!
¡Y que no falte el postre! ¡Manzanas asadas!