La Fiesta del Carnero al Espeto se celebra cada último domingo de Julio en Moraña (Pontevedra). La carballeira de Santa Lucía se llena de largas mesas (15-20 comensales) que esperan a los 150 carneros espetados. Sin contabilizar los asados en los restaurantes y casas particulares de la zona. (Dieciséis carneros fueron asados en su primera edición en 1970).
Desde las 6-7 de la mañana las brasas doran la carne dejándola 7-8 horas después en su punto. Los asadores soportan un suplicio de calor pero el resultado, como veis, merece la pena. ¡No olvidéis reservar vuestra mesa días antes! Pues la fama que ha adquirido convierte en una odisea el hacerse con un hueco en el lugar.
Como en toda fiesta que se precie, multitud de chiringuitos donde poder comprar recuerdos y productos de la tierra hacen su agosto particular.
Asistí invitado por el alcalde -Xosé Eiras Paz- a la degustación particular que ofrece a familiares y amigos -que sale de su propio bolsillo- detrás del santuario de Amil, en el paraje de Los Milagros, donde se encuentra una fuente milagrosa objeto de peregrinación el segundo domingo de septiembre para aquellos que han superado enfermedades complicadas.
Allí disfrutamos de nuestro especial menú y comenzamos con unas empanadas de millo de xoubas y berberechos -en la foto aparecen 12 pero había más-, seguidas de otras de trigo que confirmaban la maestría y el cariño con el que fueron elaboradas por las manos expertas de Juanita -su mujer-, excelente cocinera.
Continuamos con el tan conocido por estos lares: pulpo “á feira”, que a pesar de estar un pelín duro no quedó nada en los platos. No sé cuántos pulpos habría, pero creedme que eran muchos, os lo hubiera dicho con exactitud, pero obviamente tenía las manos muy ocupadas como para coger la cámara 😉
De todos modos os dejo una foto de las enormes ollas dónde fueron cocidos y de una de las múltiples cajas de pan -30 cm. de diámetro cada bola– con las que lo acompañamos (a parte de los bollos de pan de manteca, que están… ¡Ay, los michelines!).
El plato fuerte y esperado, cómo no, el carnero al espeto y el porquiño (cerdo joven). Las imágenes de arriba lo dicen todo, ¿o acaso tengo que añadir palabras para plasmar lo sabroso que estaba? Ese jugo que suelta el carnero en el paladar es muy particular… además de la salsa con la que podías acompañarlo.
Todo ello regado con agraciados caldos de la tierra, donde blancos y tintos competían por ser protagonistas. El albariño se dejaba beber, pero el que me sorprendió fue el tinto de Barrantes, que sin denominación de origen que lo acredite, consigue hacer disfrutar de la comida a los más entendidos.
Los postres… ¡Ahí los tenéis empaquetados! Bizcochos y cañas que no tenían nada que hacer con las Rosquillas de Rosita: de las mejores de Galicia.
Terminamos ¡a las 19:00! con unos cafés y unas ¡CAIPIRIÑAS! ¡Pero menuda caipiriña! ¡Monumental! La olla tiene unos 40 cm. de alto… así que os podéis imaginar… Yo, dos vasitos… 😉
Os animo a todos a que el próximo año os paséis por la Fiesta del Carnero al Espeto.
Algún día tendré que prestar atención a cómo lo hace y no sólo a disfrutar zampándolo. ¡Porque está buenísimo! El pollo “arreglado” de la abuela, con su zanahoria, sus patatitas redondas doradas y sus guisantes es una manjar de bandera. Cucharete de Oro vamos… sin pensarlo dos veces…
¡Ya llegó el solecito a Galicia! Que se empieza a tostar uno…
El atardecer en la playa Pragueira -de la que siempre os hablo- es espectacular… la luz juega con la arena -blanca y muy fina- tiñéndola en tonos azulados.
El verdello sobre las rocas, llama la atención y gana en intensidad con las caricias de los últimos rayos de sol del día.
Y, cómo no, siempre haces algún que otro amiguito… 😉
No tiene más de un centímetro, pero no os imáginais la de fotos que hice hasta que se quedó quieto el jodido.
Adios a las fiestas de Santiaguiño do Burgo en Pontevedra… Lo mejor, a parte de los churros y las cañas que te tomas todas las noches y los peluches que sacas en los chiringuitos varios… ¡son los fuegos artificiales! Los acuáticos y los de siempre, que esta vez me sorprendieron gratamente, pues algunos no los había visto nunca, con paracaídas iluminados.
¡Y la pachanga para el baile! 😉
¡Menuda cenita! ¡5 cucharetes por lo menos!
Después de unos entrantes de embutidos y regada con un Cabernet Sauvignon -un tinto chileno que le iba como anillo al dedo-, Emiliano me ha invitado en su casa -me encanta esa vajilla fresca y juvenil- a una lasaña de sobresaliente. ¡Deliciosa! Mis felicitaciones a la cocinera.
Y al día siguiente, nada mejor que una larga charla sobre los viejos tiempos con unas Murphy’s, a falta de las Paulaner, que al parecer estaban agotadas en nuestro Café Irlandés… ¡Ya no volvemos! ¡Cómo osan tener nuestra cerveza agotada!
Me ha entrevistado Marta Pastor en el programa Imaginario, emitido por Radio Nacional de España el día 23.
Podéis escuchar la entrevista en Cucharete.com
En cuanto a restaurantes nuevos en Cucharete para visitar este verano:
En Madrid: Restaurante La Viz
En Pontevedra: Restaurante Ta-Pra Rallye
Nada comparable para disfrutar del buen pulpo a la Pragueira… Aunque estos días locos del norte nos dificultan pillar un día de sol, pero “habelos hailos” Y qué mejor que una ración contundente -pues ahora se lleva mucho lo de tapar el plato con finas rodajas y listo, como si de un bocata de embutido de un área de servicio se tratase-
Pero el pulpo no va solo… a parte de las ya habituales tortilla y ensalada… tiene amiguetes -como los donetes- 🙂
Y después de un día de playa, al día siguiente llovió todo lo que quiso y más… así que para cenar hay que olvidarse de las terracitas veraniegas y buscar buen cobijo, como A casa do Coto -que pronto publicaré en Cucharete– Donde como véis, la tortilla -que por cierto esta vez no estaba nada buena- se deshacía sola.
Pero estad atentos a la sección de Viajes de Cucharete por Pontevedra, porque veréis todo lo que pudimos degustar, incluyendo los siempre vistosos chorizos al infierno que me encantan.
Juan nos recomendó cenar en O Eirado das Margaridas -en español: La Finca de las Margaritas- y no cabe duda de que resultó ser todo un acierto. Os dejo una imagen de mi Rodaballo como primicia.
Tenéis un análisis completo con multitud de fotografías del restaurante en la sección de Restaurantes de Pontevedra de Cucharete.com
Ya tocaba un buen pollo -de la abuela- a la brasa en casa… y unos chorizos para acompañar claro está, pues unas brasas de cepa sin unos “chourizos” encima no son lo mismo… Sin desmerecer a los pimientos y las patatas por supuesto, que bien cumplen su función.
¿De dónde salen los pollos del Carrefour? ¿Por qué no saben a pollo? ¿A qué huelen las nubes?
Después, a bajarse la comida paseando por la Playa Pragueira.
Por lo menos n+1 años sin ver a Pablo (alias Marine, que continúa en plena forma luciendo una pinta de asesino en serie que acojona) y a su moto, ¡esta vez nueva máquina! Si es que no le duran ni 3 años… Vaya pedazo de sofá con ruedas en el que ahora se irá unos días a Francia. Cuántos recuerdos y cuántas historias renacieron con unas cañas a las que invitó en el Ta-Pra (en Mos). ¡Cómo pasan los años!
Un pena que tuviese compromisos pendientes y no pudiese quedarse, ya que cenamos allí mismo, un peculiar local que pronto veréis reseñado ampliamente en la sección de Restaurantes de Pontevedra de Cucharete.com, pero del que os adelanto que mi Bacalao a la plancha con guarnición era un pedazo de ladrillo sabrosísimo que no fui capaz de terminar -culpa de los espectaculares entrantes-.
Lo mejor para despedir la cena, ¡unos chupitos de crema de orujo casera! ¡siempre!
Actualización: Crítica del Restaurante Ta-Pra Rallye