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Ya hacía tiempo que no publicaba cómo me había ido en algún que otro restaurante madrileño, el último que os propuse fue el japonés Pink Sushiman.
A partir de ahora podéis elegir los mejores restaurantes en Madrid visitando el Blog de Cucharete, cada semana añadiremos nuevos locales, analizados minuciosamente, para que sin arriesgarte, tengas garantías de éxito y salgas con muy buen “sabor de boca”.
Podéis ver los últimos restaurantes a los que he ido la semana pasada y que no había comentado en mi blog: El Delfos (del cual me encantó su cocina griega), El Real Café Bernabéu (que ni fu ni fa) y La Gloria de Montera (que me defraudó enormemente).
No valoramos los restaurantes con Estrellas Michelín, pero sí les otorgamos graciosos Cucharetes 🙂 Intentamos hacer la guía que siempre hemos buscado y nunca hemos encontrado, para seleccionar un lugar donde cenar con amigos, con la pareja o con compañeros de trabajo, una guía con una opinión “crítica y real” del sitio, no publicitaria. Todos sabéis, que cuando nos perdemos en la Red buscando un local en el que degustar una buena cocina, encontramos direcciones, textos publicitarios, alguna que otra foto borrosa y… con suerte… uno o dos comentarios muy breves de alguna persona que ha ido (y que si es favorable es posible que sea del mismo propietario del local).
Con el Blog de Cucharete, esperamos ser una referencia para la gente que busca un lugar donde cenar en Madrid, en el que sin leer texto alguno (si no se desea) y simplemente observando abundantes fotografías, pueda decidir a dónde ir.
Así que ya sabéis… ¡cada semana restaurantes nuevos en Madrid en Cucharete.com!
Aprovechando el viajecillo a Valencia (menuda cara que tengo después de haberme acostado a las 6 AM el día anterior, ¡doy miedo!), es de obligación presentarse a las 14:00 en punto lo más cerca posible de la plaza del Ayuntamiento para “ver” (mejor escuchar) la mascletà. O la adoras… o la odias a muerte… Dura unos cinco minutos, pero… ¡qué cinco minutos! A algunos, sobre todo a los que no están acostumbrados, les saca los sudores, y a los apasionados valencianos, ¡hasta las lágrimas!. Consta de una serie de petardos (masclets) de significativa potencia que se disparan continuamente con la única finalidad de producir ruido, ¡mucho ruido! Empieza despacito (después de un puntual y poderoso silbido de los miles de asistentes que no toleran ni un solo segundo de retraso) y va aumentando gradualmente de sonoridad, hasta llegar a lo que se conoce como “terremoto”, que es la parte final, donde explotan a la vez miles de petardos provocando un ruido ensordecedor. Cada año que voy -que ya van unos cuantos- me gusta más, ya forma parte de algo que no me puedo perder… ¡y eso que quedo sordo perdido!
Los restos de pólvora, humo y olor característico absorven literalmente las calles que rodean la plaza, fijaros en la secuencia cronológica de las fotografías:
Y qué mejor, una vez disminuída brutalmente tu capacidad auditiva, que comer en el cercano restaurante Baz, donde su cocina hindú y el atractivo del local te sorprenderán gratamente.
Nosotros nos quedamos con unos vistosos primeros: Samosa -muy ricas- (empanadillas de verduras), Fish Tikka (pinchos de emperador al horno) y Seekk Kebab -en la foto, cuyo sabor no me llegaba a convencer- (carne picada de cordero al horno).
Siguiéndoles unos deliciosos segundos acompañados de una enorme fuente de Special Rice (arroz especial): Chicken tikka masala (pinchos de pollo con salsa de yogurt y especias), Lamb korma (cordero con nata y crema de coco) y Chicken muglai (pollo con nata y frutos secos), que estaban todos buenísimos.
De postre: un Kulfi (helado de pistacho con cardamomo y leche), Banana lassi -¡qué rico!- (batido de yogurt con plátano) y un Gulab Jaman (dulce preparado con arroz, huevo, leche y cardamomos).
Como reza su eslogan… “Pizzanella: artesanía y leña”
Curiosas las pizzas que sirven en este conocido restaurante Valenciano (del que hay varios locales), yo no fui capaz de acabarla, pero no por su tamaño (aunque no es pequeño y con el borde relleno de queso) sino por la cantidad de entrantes que pedimos antes: calamares, bravas… entre los que destacaban esta ensalada de endivias, salmón, queso y nueces muy sabrosa y correctamente presentada.
Después nos fuimos a la Cervecería Cruz Blanca de la calle Giorgeta, cuyo decorado de la parte de la cervecería dista mucho de la que fui en Alcalá de Henares. Y… a ponernos al día, que cuando no coincides con los colegas desde las vacaciones de Navidad, hay mucho que contar 😉 Sobre todo hablar de nuevos proyectillos (no proyectiles, aunque ojalá fusen lanzados como uno de ellos, jajaja.)
Hemos ido a cenar a un restaurante japonés cuyo “plato fuerte” es su peculiar modus operandi, que no deja indiferente a ningún comensal que lo visite por primera vez. Así mismo, el estilo interior es jóven, fresco y moderno. Cultura y comida japonesa para quien le guste probar cosas nuevas. Ya sabéis, en Caballero de Gracia, 8 (Madrid)
Lo que más llama la atención, es la idea de autoservicio futurista que se plasma en las fotos, la verdad, parece que nos encontramos en el comedor de la nave Enterprise: Decorado completamente en blanco inmaculado, taburetes blancos y… ¡los platos simulan pequeños OVNI’s!
La comida se pasea en direcciones inversas (izquierda y derecha) por delante de las mesas en dos cintas transportadoras metálicas muy originales. El borde de cada plato tiene un color que lo caracteriza (amarillo, azul, rosa, violeta, gris…) y a cada color se le asocia un precio (1′50, 2, 2′50, 3, 3′50 y 4′50 euros).
De ese modo puedes comer lo que desees y gastar lo que estimes oportuno, tan sólo debes ir cogiendo los platos que te apetezcan. Si deseas alguno en caliente, se lo solicitas a los camareros y te lo traen a la mesa. Digamos que por unos 24 euros se considera cenada mucha gente (yo necesito bastante más).
De todas formas, he descubierto que la cocina japonesa no es lo mío. Había un “platito” que estaba exquisito: unos taquitos de arroz rellenos de variados productos y salteado con bolitas naranjas. El resto… ni fu ni fa… ¡Lo que no aguanto es el sabor del pescado crudo! ¡Como si fuese a la pescadería y le pegase un mordisco a una sardina allí mismo! Se quedó entero, y eso que era el OVNI más caro.
Los cocineros lo elaboran todo a la vista, y van rellenando la cinta transportadora de nuevos platos. Dispones de unos surtidores en la misma mesa, desde los cuales puedes servirte agua con y sin gas, muy práctico. Lo que sí me trajeron, es un vaso pegajoso lleno de grasa y trozos de pescado, que me lo cambiaron rápidamente nada más avisarles.
Considero que es un sitio al que debes ir si no has ido nunca, pues es muy atractivo. Pero reconozco que una vez visto no vuelves más, a no ser que quieras llevar a algún amigo que visite la ciudad y no haya estado nunca en un local similar. ¡Lo que si son curiosos son los lavabos! ¡Id a hacer pipí! 😉
Los postres no nos llamaron nada la atención, asi que nos fuimos al VIPs, que no nos falla nunca con sus tortitas con sirope de fresa y chocolate acompañadas de sus conocidos batidos.
Buscando en Youtube videos radiocontrol (uno de los vicios que tengo) me encuentro este espectacular video de pilotaje de precisión de un avión teledirigido. Desconocía completamente la increíble destreza que se puede llegar a tener manejando uno de estos aparatos.
Lo que más me ha impresionado: que despegue boca abajo (00′:15″), que se sostenga en vertical (01:25″), que vuele de lado (01:32″), que realice vueltas en suspensión (02:22″)… ¡Impresionante la relación peso/potencia que tiene el avioncillo! ¡Y la indiscutible calidad del radio-piloto!
¿Cuándo podremos disfrutar de semejantes acrobacias con un avión de verdad? ¡Si no pierde la consciencia el piloto claro!
Ayer quedamos a cenar con Gonzalo y María en el restaurante “A dos velas” de la Calle San Vicente Ferrer, 16 (Madrid). Aunque en la mesa sólo había una vela, que casi estraga alguna camisa… ¡Gonzalo… si es que estiras mucho el brazo! A todo esto, llegamos media hora tarde… ¡menudo atasco en la capital! En breve, el coche no tendrá ninguna utilidad para desplazarse por el centro.
Compartimos unos llamativos y adornados primeros: un sabrosísimo Mousse de foie (de pato con gelatina de batata y caramelo de vinagre de módena), acompañado de Aro de brandada de bacalao (bacalao, ajo y piñones, con un toque de nuestro aceite de oliva), que a pesar de gozar de la misma y exquisita presentación que el anterior, no triunfó tanto en nuestro paladar.
Le sigueron unos magníficos segundos: Dos solomillos de novillo argentino (preparado con cebollitas francesas confitadas en vino tinto, tarta de El Casar, mezcla de frutas y espárrago verde en tempura) -obviamente para Gonzalo y para mí, ¡qué íbamos a pedir si no!-, un pollo indio (taquitos de pollo macerados en yogur y tandoori cocinados en mantequilla y nata, acompañado de arroz basmati con anacardos) para Nines y una carne argentina (ternera de importación al punto indicado, acompañada de chimichurri, salsa roquefort, fresas y guarnición de mil hojas de patata) para María.
Esta vez nos decidimos por un tinto Hoya de Cadenas Reserva para mojar el paladar. Muy curioso el “fino y estilizado” pie de las copas.
Llegados los postres, de la amplia carta nos quedamos con 2 tiramisús (el cual avisan que no es el clásico) y 2 espumas de chocolate (asegurando la carta que lleva un toque de “polvitos mágicos” que sólo ellos conocen). Ambos excesivamente dulces para mi gusto, pero no podíamos irnos de allí sin probar ese tiramisú que tanta fama tiene en ese local y que no resultó ser algo tan espectacular.
Un lugar muy acogedor, sin duda. Aunque, para la categoría que se supone que se le otorga, debería cuidar un poquito más detalles como el mantel, las mesas, la vajilla, el cambio de cubiertos…
Terminamos la noche en el piso de Las Tablas de Gonzalo y María, ¡menudo piso! Me encantó el salón y el baño (y la cocina, y la habitación, y la otra habitación, y el cuarto, y el otro baño, y la terraza, y…) ¡Gonzalo! Vas a tener más Sony Bravia que en el Corte Inglés, ¡sólo te falta una en el baño! 😉
¡Menuda cena acabamos de disfrutar 7 comensales en La Tagliatella de Felipe II, 17 (Madrid). Un vistoso restaurante que mi compañero Ricardo Sancho ha puesto en marcha con otros socios. Ahora que he ido, entiendo que esté orgulloso de su nuevo proyecto.
La fachada reclama tu atención, pero sin duda la jugosa sorpresa de la detallista decoración está en el interior: una asomborsa librería que ocupa todo el ancho del local con libros clasificados por temáticas (¡Rubén llegó a creer que eran auténticos!), en ella se puede observar a un ocupado bibliotecario subido a una escalera (se nota que los zapatos eran Lotusse, ¡porque ya se han llevado uno!), observamos una larga barra, donde se ve como se hace artesanalmente la pizza y las ensaladas. Curiosa la exposición de relojes antiguos y la tienda-escaparate de instrumentos de música. Genial la cartelera de cine con su letrero de neón. En la planta superior encontramos una exposición de quesos y embutidos italianos y, al otro lado, una filatélia… pero sin duda, lo más sorprendente, es la recreación de un antiguo salón italiano, con su chimenea, su sofá y sillón chester y ¡una pareja de abuelos! Magnífico el trabajo de Decoretro.
¿La comida? ¡Menudas raciones! Podríamos decir que con un plato comen bien dos personas… ¡nosotros no fuimos capaces de acabarlos! ¡Excepto Pedro! ¡Cómo come!
Compartimos como primeros platos: una impresionante insalata tagliatella -en la foto- (variado de lechuga, alcachofas, jamón, gambas, maiz, olivas, tomate, palitos de cangrejo y zanahoria) ¡triunfó el elegirla con salsa vinagreta membrillo! ¡sobre todo las chicas quedaron encantadas! Nada que desmerecer el carpaccio di vitello pepe nero (solomillo de ternera a la pimienta negra) aunque aseguraría, que es cortado con un laser azul BlueRay, por su espectacular transparencia. El que menos nos ha gustado es el carpaccio napoletano (tomate natural, búfala, anchoas y paté de olivas negras) imagino que será cuestión de gustos, porque la verdad tenía muy buena pinta, pero a mí la búfala… 🙂
Y llegamos a los esperados y contundentes segundos, regando toda la cena con unas botellas de Lambrusco rosato dell’ Emitia y unas cañas.
¡Fijaos en el tamaño de la pizza de Pedro! ¡Una tagliatella! (Pesto, cebolla, pimiento, champiñones, queso taleggio, bacon y espinacas) ¡Se la comió entera! ¡La madre que lo p…! Después se queja de los 84 kilos… 🙂
Nines y yo optamos por unos linguini con zingara (crema de leche, pimientos verdes, rojos y amarillos, olivas negras y salchicha) y una pizza rústica (tomate natural, mozarella, olivas negras, champiñones y atún)
Marta y Rubén no quedaron atrás en su elección, unos trofie con salsa toscana (crema, queso, radicchio y speck) y una pizza ombra della sera (tomate, mozzarella, espinacas, pimiento, champiñones, chorizo y speck).
Javi y Adriana se decantaron por unos tagliatelle con peperoncino e gamberi (ajo aceite, gambas y guindilla) y unos tortellini con salsa amatriciana (tomate, bacon y cebolla).
Adriana, a ver si algún día uno de nosotros puede abrirse una cuenta la sucursal del Campo de las Naciones en la que trabajas, cumpliendo ese requisito “mínimo” de 5 millones de euros de ingresos 😉
Lo mejor: Su céntrica e inmejorable situación, el correcto y amable trato de los camareros, la abundante decoración interior, la curiosa presentación de las pizzas, el enorme tamaño de las raciones, el precio ajustado…
Lo peor: La sensación de agobio que producen algunas de las mesas, hacen sentirse un poco “encajonados”.
¡No pudimos con el postre! Amablemente nos invitaron a unos chupitos, pero dado que teníamos que coger el coche… preferimos pedir un cafecillo con leche para relajar el estómago (también lo relajamos desabrochando un poco el cinturón, jajaja).
Lo increíble, es que dando un paseo nocturno, al final recordamos los postres y… ¡acabamos en el VIPS! Y entre batidos, tartas de tiramisú y helados varios… ¡Pedro pudo con las tortitas con sirope! ¡Pero tío! ¡Que ya no vas a crecer más! 😉
Enhorabuena por el magnífico restaurante, Ricardo, te deseo mucho éxito con él. Desde aquí queda recomendado a todos los lectores, como uno de los mejores locales, decorado de una manera exquisitamente detallista, de Madrid. A todo esto… ¿reconoces al de la foto? 😉
¡Jajaja! ¡Qué bien me lo he pasado con esto! Pero el programa debe tener algunas limitaciones de colores y complejidad, ya que, al ponerlo en “embed”, no sale el color del pico ni las pupilas de los ojos de mi mosquito Rayito. Se ve un poco mejor si se accede directamente a la URL, aunque tampoco se ven todos los detalles.
¡Venga! Dibujad vosotros un monigote y dejad aquí el enlace para que todos lo vean ¡bailar!
Ay… esto de los “memes”… Para el que no haya oído hablar de ellos, viene a ser un “post en cadena” que has de responder y enviar a 4 o 5 amigos, familiares o incluso desconocidos, esperando respuestas sobre curiosidades que desconocías de ellos. Ya hace tiempo que se recibían vía email los famosos tests que literalmente te cosían a preguntas. Un meme, es la versión para blogs. Douglas Rishkoff provee una definición práctica e intuitiva de los memes: “Idea contagiosa que se replica como un virus, trasmitida de mente en mente. Los memes funcionan de la misma forma que los genes y los virus, propagandose a través de las redes de comunicación y el contacto personal entre la gente.”
Emilio Márquez (Marqueze) me envía este meme: “¿Qué usas para trabajar?”, que le había enviado Carlos Blanco, que le había enviado Fotozone, que le había enviado Ángel María, que le había enviado A.J., que le había enviado Pixel y Dixel…
1.- El cerebro (acompañado de los ojos, las manos, el oído…)
2.- Toshiba Satellite M40-145 (Como segundo monitor un Sony Multiscan G420, como segunda regrabadora de DVD externa una Samsung TS-E552U, HD externo Iomega 320 GB, ratón Microsoft Notebook 3000, Impresora HP DeskJet 930C, Scanner HP ScanJet 3300C, antenas bluetooth (el anterior portatil que se quemó no tenía bluetooth, duró 3 años), HD externos de 2,5″, pendrives, lectores de tarjetas, concentradores de puertos, webcams… mil pijadas varias ¡todas con lucecitas azules! 🙂
3.- Cualquier trozo de papel que me encuentro por ahí. ¡Es donde nacen las mejores ideas!
4.- Bics ultramegahipermordidos ¡siempre! (da igual que tenga Montblanc, Cross o Faber-Castell)
Paso este meme a Ricardo Sancho, Amado Martín, Toni Barragán y Pere Tufet.
Vaya vaya… ¡Otro sitio al que no vuelvo! La Cruz Blanca en el Garena Plaza de Alcalá.
¡Pedro! ¡Menos mal que no pudiste venir, te hubieses arrepentido! Menuda cena… las patatas crudas, los huevos rotos eran ¡más patatas!, la sepia si no estaba podrida le faltaba poco… Sin mencionar que los platos estaban grasientos y la cubertería parecía que la había manipulado el mismísimo Uri Geller. Obviamente, un sitio más… tachado en mi agenda de restaurantes recomendados.
Recuerdo la magistral intervención de Rubén cuando el camarero intentaba contentarnos con unos: “¿Desean algo de postre?” -NO- “Quizás les apetezca un café” – NO- “¿Un chupito le licor de la casa como obsequio?” -LO QUE QUEREMOS ES LA CUENTA- Y posteriormente, sin darse cuenta de que estaba justo detrás esperando a que nos levantásemos: VÁMONOS A TOMAR EL POSTRE A UN SITIO DECENTE.
El local está ambientado de una forma curiosa y acogedora, al estilo La Bámbola en versión económica. Pero la calidad de su comida nos deja mucho que desear.
Fuimos al Hemisferio para quitarnos el mal sabor de boca. Aunque esta vez, cambié mi peculiar batido de chocolate con nata por un San Benito (¿de Lérez?) que llevaba: zumo de naranja, piña, melocotón y kiwi. Menos el de naranja, el resto de zumos no eran naturales, menudo timo… Cómo está cambiando la calidad del producto en los locales, de todos modos… estaba mejor que el Honolulú de Rubén 😛
Lo mejor, sin duda alguna, el “chupeteo de la pajita” -TOP SECRET-