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No todo el mundo puede presumir de haber sido portada en un medio tan antiguo y reputado como la prensa de papel. Y mucho menos con una fotografía centrada a media página. ¡Por mi parte lo he conseguido! ¡Impresionante!
Google y El Pais son los culpables de la noticia esta vez, espero que cuando sea portada del Times no sea por los kilos que habré ganado a pulso recorriendo semanalmente los Restaurantes de Madrid: “El García más gordo de internet”.
Y cómo dice la noticia ampliada de la página 12… (Que… ¡Me muero de la risa con la frase!)
[Podéis pichar en las imágenes para verlas en grande] [Incluso está en la edición digital]
[Artículo completo aquí]
¡Vuelvo a poner el blog en marcha! ¡Ya era hora! ¡Sin duda el empujón ha sido aparecer en el suplemento CiberPaís de El País! No siempre sale tu foto a media página a todo color en la prensa escrita de mayor tirada nacional. Y la gran cantidad de SMS de conocidos lejanos esta mañana del 26 de Febrero de 2009, me han llevado a escribir este post.
Y es que ser el primer “Marcos” del gran Google… ¡Es lo que tiene! ¡Que engancha a la Red! Seis meses hacía que no escribía por aquí, y claro… la gente me preguntaba: ¿Estás a dieta? ¿Me estarás comiendo bien? ¿Qué es de tu vida? Y la respuesta a todas esas preguntas se resume en que durante estos 6 meses he hecho tantas cosas… que si las tuviese que cometar en mi blog personal como hacía antes necesitaría que el día tuviese ¡40 horas!. Además… ¡Ya me veis engordando día a día en Cucharete recorriendo semana a semana los Restaurantes de Madrid!
Durante todo este tiempo -offline- habré ido a más de 100 restaurantes a comer/cenar -algunos de ellos están en Cucharete analizados minuciosamente-, a unas 30 inauguraciones de locales -muchas de ellas con famosos de cierto nivel y otras con los casposillos de la tele-, a unos 20 eventos relacionados con la Red, 3 viajes, y ya ni que decir tiene cómo han sido los 35 días de vacaciones de Navidad -no cogerían las fotos de los platos en el servidor, os lo aseguro-. ¡Cómo voy a contar todo eso en el blog! ¡Me da algo! ¡Durante este medio año he hecho más de 15.000 fotografías!
Pero el empujón de El País anima a coger el teclado de nuevo para contar batallitas, que no todo va a ser Facebook 😉
¡Ah! ¡Y no os perdáis el Chuletón & Blogs! ¡Chuletón gratis para los bloggers que se apunten a cenar conmigo en Madrid! ¡Invita Cucharete!
¡Marcos García Returns!
No podíamos dejar pasar de largo una terraza tan espectacular como la del Restaurante La Bola, así que allí nos fuimos… ¡A cenar! ¡Como siempre!
El local resulta muy atractivo, y posiblemente lo saque más adelante en la sección de viajes de Cucharete, en el que todavía no tenemos una sección propia para Almería, aunque nos encontramos muy cómodos centralizados en Restaurantes de Madrid.
Los reflejos de luces, colores y destellos varios en el cristal forman un ambiente muy seductor para los que utilizan su interior. Aunque la terraza… es la terraza.
Después de unos aperitivos que estaban bien buenos…
…le llegó el turno a una ración de Jamón ibérico de Guijuelo con pan y tomate. ¡No quedó nada en el plato! (Por si alguien lo dudaba…)
Probamos el Bacalao confitado con pil-pil de papaya y costra crujiente. Muy bueno.
Y el Atún a la plancha con chimichurri de hierbabuena, que estaba igual de sabroso.
También un Pez espada a la “Tarantina”, con tomate cherry, aceitunas negras y gambas. Genial.
Y para el carnívoro… la Pierna de cordero rellena de espinacas y bacon que no me defraudó en absoluto.
¡Y los postres! “La bola”, cómo no. Y la Tarta de queso.
Unos 4 cucharetes bien merecidos se llevará con una crítica más minuciosa, pero me la reservo para Cucharete.
Cuando… antes de que anochezca, y después de una “dura jornada” te encuentras en la terraza de la habitación de tu hotel, con unas vistas como las que siguen…
…hay que dejar jugar con el viento en la playa a los más deportistas e irte a ver algún pueblecillo de la zona. Destino… ¡Vera!
Al encontrarse hacia el interior, no disfruta del ambiente que ofrece la costa a pie de playa, pero ¡tienen hasta plaza de toros! Y algún que otro perro que acojona lo suyo, parecía escapado de esas películas de zombies con las que no puedes dormir… madre mía, ¡qué repelús!
Mejor pasar del bicho, e ir a lo nuestro… ¡A cenar a la terraza de la plaza del pueblo! Que es lo que toca…
…además los nombres de estos platos los conoce todo el mundo. Universales.
El mejor el de arriba, soy choricero 100%, después ya los de abajo 😉
Eso sí, el buen vino que no falte: un Rioja Crianza 2004 Martínez Lacuesta, que cumplió perfectamente su función, no hay más que ver la cara de gili que se me quedó después de la cena, justo antes de darle a los helados.
¡Menos mal que nos cambiamos! Ahí donde me véis sentado -que por cierto, se estaba de lujo- es un lugar en el que después de 40 minutos no nos había atendido ¡nadie! No recuerdo ni el nombre, pero sé que está al lado del Babel, en el que nos quedamos y nos encantó.
Y es que no hace falta subir a Mojácar (pueblo) para disfrutar de terrazas, además éstas están prácticamente sobre la arena de la playa, y encontramos docenas de ellas por la costa. También hay multitud de discotecas, pero ya estoy viejo para eso -al menos este año, espero estar más joven el año que viene- 😉
Pedimos varias cosillas, pero con lo que más disfruté fue con la Lubina a la plancha.
Esta vez, el Rioja Crianza de 2004 Cosme Palacio y Hermanos le venía como anillo al dedo, y hubo que bajárselo paseando por la playa de camino al hotel. ¡Disfrutando de las vistas nocturnas!
PD. Tengo que comprarme otra cámara, para que fotos como esta última salgan como es debido. Así no se puede…
Pensar cansa… así que cuando estás de vacaciones no es muy recomendable hacerlo muy a menudo, aun así, ¡hay que pensar dónde c*ñ* vas a ir a cenar! Un cucharete tiene que pensar siempre… es una desgracia.
Apostamos por Garrucha, un pueblecito cercano al hotel, a muy pocos kilómetros, sobre todo para no acabar con todas las terrazas de Mojácar.
Quitando la playa que veis en la imagen superior y el paseo marítimo… ¡Es un pueblo feísimo! ¡Horrible! No vuelvo más por allí… Cogimos rápidamente el tontorrón -digo, el TomTom- y… ¡A Carboneras! Que encontrándose ya dentro del Parque Natural Cabo de Gata-Nijar esperábamos que no nos decepcionase. La carretera para llegar es de las que aprieta el culo, con unos desniveles flipantes… ¡A 30 km/h durante unos kilómetros!
¡Esto ya era otra cosa! ¡Ni punto de comparación! Si queréis información sobre el pueblo, a googlear un poco, que no estoy yo para trabajar ahora…
Y vamos con la cena, porque en pleno paseo marítimo, lleno de puestecitos donde compras mil cosas que después no sabes que hacer con ellas, aparece un horno en la arena donde te hacen tu dorada o lubina a la sal por 15 eurillos.
Concretamente en el Restaurante Sol y Playa (buen nombre, jajaja). Así que… voilà!
Finalmente mi dorada vino a la plancha… ¡Porque habían tomado mal la nota! ¡Pa matarles! Aunque estaba bien buena. El vino, uno de la zona (pa’ ver que tal), un Laujar macabeo 2007 que no volveré a pedir 😉
¡Pim! ¡Pam! ¡Pim! ¡Pam! No quedaba otra que aprovechar las instalaciones del Marina Playa de Mojácar (previo pago de los impuestos tributarios por su uso) y darle al tenis al estilo Nadal (con menos músculo y con más chicha, claro está). A estas alturas ni metiendo la barriga pa’ dentro. ¡Qué triste! Se me empieza a notar ya el Cucharete por todas las “esquinas”.
¡Rubén! Ya tienes el posado (aunque no con el mítico bañador amarillo) de este verano, tendré que aficionarme a hacer uno al año al estilo de la Obregón, jajaja.
Cada día, después de los habituales partidos de “recogepelotas” (pues mi estado de forma tenístico es evidente) tocaba una sesión de Jacuzzi, Sauna y Baño Turco de una horita (con sus tributos correspondientes) para quedar como nuevo; y después, cuando el mar estaba enfadado con los turistas como muestra la imagen:
…atravesabas el larguísimo pasillo de “baldosas amarillas” que te llevaba a las piscinas del hotel y…
¡ZAAAAAAAAAAAAAS! ¡Al agua! A descansar… Hasta la hora de cenar, no más 😉
Alternábamos los días con horas de tenis o de ping pong, según se diese el día y… ¡según las agujetas! ¡Que no eran pocas!
Ya que estamos por Mojácar, aprovechamos para echar un vistazo a las cenas que nos ofrece el pueblo. Las comidas ya os las podéis imaginar, todos los días en el buffet del Hotel, que junto con el desayuno… pueden hacerte coger 2 kg. al día sin problema como no te controles un poco. Aunque… ¡Para eso se está de vacaciones! Para comer, no para pesarse… jajaja.
Uno de los días fuimos al Sinaloa Fanny’s, que ofrecía carnes argentinas a la parrilla y especialidades de California y México.
El Sinaloa es una de las terrazas más altas de Mojácar, con lo que las vistas son de lo mejor, ves el resto de terracitas abarrotadas de gente cenando… ¡Y con cola en la puerta!
Por mi parte, cayó un gran costillar de ternera argentina (que veis en esa patética pose de ganso fumando una patata frita)…
…aunque en la mesa había muchas más cosas. En resumén, una cocina de aprobado raspado.
Los postres ya no os los pongo, que después me echáis en cara que este blog os da hambre, y no vaya a ser que os empiecen a quitar puntos en el carnet de conducir por ello.
Otro de los días cenamos en un precipicio, yo estaba sentado en la misma esquina de la terraza que sobrevolaba parte de la carretera, unos 10 metros más abajo. ¡Menudo “acongoje”! Cenabas con el culo bien prieto como quien dice, por el vértigo. Pero disfrutabas de una vista de auténtico lujo.
Era el Restaurante Elizabeth, en la misma Plaza Nueva, también a mucha altura -aunque no tanta como el anterior-, desde el que se divisaban el resto de terrazas por debajo de nosotros. ¡Todo el pueblo estaba reservado!
Y allí me decanté por unos espectaculares espárragos extra de Navarra de 10…
…y una generosa ración de Emperador a la plancha, que podríamos dejar en un notable bajo (ese es el problema de haber probado exquisiteces en O Barqueiro).
Alguna cosilla más rondaba por la mesa, y dimos buena cuenta de ellas.
No nos quedaba más que darle a los helados en una de las terrazas más emblemáticas del centro del pueblo…
…con algún que otro granizado.
Mojácar nos brinda un emplazamiento excepcional cómo atalaya que domina el horizonte, una pieza muy codiciada por muchos pueblos de la antigüedad. Sus casitas blancas y su morfología son su princpipal atractivo, y el turismo de la zona no se lo pierde verano tras verano. ¡Allí estaba yo!
Para visitar Mojácar, tenemos que prescindir completamente del coche y disfrutar del encanto de su medieval arquitectura árabe paso a paso, recorriendo sus plazas, terrazas y locales de copas: ¡Hay mucho ambiente! Estrechísimas callejuelas empinadísimas, con escalones que en ocasiones provocan un vértigo del 15. ¡Os dejo con unas fotos! (Porque si queréis saber más.. ¡A Google!
¡Un pueblo precioso! ¡Volveré! Y si estáis por allí, podeís alojaros en el Hotel Marina Playa, en primera línea.
A finales de agosto siempre suelo tomarme las vacaciones de las vacaciones (una o dos semanitas más), me explico… las vacaciones en Galicia te dejan tan cansado (de comer, jajaja), que posteriormente necesito unas vacaciones en el Mediterráneo para relajarme de verdad (como quien dice: “tocarse las pelotas”), y de la costa española, la que me quedaba por conocer era la Costa de Almería, pues donde van ya el resto: Costa Gallega (Rías altas y bajas), Costa Verde, Costa de Cantabria, Costa Vasca, Costa Brava, Costa Dorada, Costa de Azahar, Costa de Valencia, Costa Blanca, Costa Cálida, Costa del Sol, Costa de la Luz, Costa Tropical, Algarve (Portugal)… (si no se me escapa alguna en la que también he estado).
Curioseando por la Red, escogí Mojácar como destino principal, y la verdad no me defraudó en absoluto, le dedicaré un post más adelante con algunas fotos, pues es un pueblecito de lo más variopinto.
Me alojé en el Marina Playa (Más info) y lo considero suficientemente recomendable por mi parte, porque disfruté de lo lindo de sus completas intalaciones (totalmente necesarias para un relax íntegro). El Tomtom te lleva derechito -e izquierdito- ¡A ras!
Las vistas desde la habitación durante el día son magníficas, un expléndido jardín que separa las pistas de tenis y padel de las piscinas (cuatro: una agua dulce, dos de agua salada -una climatizada- y otra para los niños) y del campo de golf.
Pero las vistas nocturnas son de postal, ver un anochecer cómodamente sentado a la mesa desde la terraza de la habitación -con un chupito de un moscatel que te regalan junto con unos bombones nada más llegar- es verdaderamente relajante.
Incluso puedes bajar a las piscinas a las fiestas y espectáculos que los animadores del hotel montan allí mismo. (¡Por el día me apunté a un curso de acuarobic, jajaja! ¡De eso no os pongo los vídeos, porque tendríais que ir a que os atiendan de urgencias por un ataque de risa!).
Las vistas de Mojácar desde la habitación son de auténtico lujo.
Y por la mañana… ¡A la playa Marina de la Torre! A muy pocos metros, tan sólo hay que cruzar la carretera y listo. Claro que la arena tiene un aprobado raspado, no un sobresaliente como la de la Pregueira.
En los posts siguientes os contaré lo que comí por estos lares… ¡Que comer hay que comer! -Este año he traído 5,5 Kg. de regalo en los “abdominales”-.